SER O NO SER

Por Félix González Bonorino

Cuando Hamlet, ese príncipe de Dinamarca creado por Shakespeare, se pregunta sobre la razón de la vida, si dejarse morir para llegar a nada, “¿a nada?” se pregunta.

En estos días en que se nos presenta un dilema mortal, un dilema con salidas divergentes, la pregunta de Hamlet cobra aún más valor.

Los argentinos seremos o no seremos parte de una Nación.

A mí me ha perseguido este desafío siempre, el de recuperar el impulso independizador, aquel de los liberadores de américa.

Hoy se trata una ley que es la síntesis de la renuncia de un pueblo a conducir su destino. Hoy en esa Ley Bases se concentra la entrega cerebral, de la voluntad, la entrega de la capacidad de resistencia, de lucha, del honor.

El orgullo, el honor, la ambición incluso, está siendo entregada por un puesto en la UNESCO, unidad de dominación con buen nombre, o por los fondos necesarios para que las universidades reciban lo que por decisión del pueblo merecen, la plata para la luz de las aulas. O bueno, alguna obra pública, que como bien dijo el Ministro Camacho esta mañana, son obras comenzadas por la administración de Alberto Fernández. Cientos de kilómetros de rutas, miles de viviendas, decenas de aulas y escuelas. Lo aclaro, porque después olvidarán que durante gobiernos anteriores se hicieron las cosas que hoy no se harán.

A través de progresivos desvíos del camino alguna vez iniciado, hemos terminado de dar la vuelta completa y hoy estamos “contentos” aceptando que nuestro país, nuestra tierra, nuestros deseos y sueños, puedan ser entregados por una “libra de carne” (El Mercader de Venecia) a los especuladores de siempre.

Estos olvidos forman parte de la dominación. Poco a poco te van “extrayendo” de la realidad para meterte en su “postverdad”, aquella que te hace verte como miserable, pobre, sencillo de conceptos. Te cuentan que la educación del Estado es mala, pero sigue siendo la mejor. Te dicen que son todos vagos desde una reposera en sus jardines.

A vos te dicen que tenés que construirte tu propia calle, tu propia cloaca, tu propio puente, pero a ellos el Estado les construye todo.

La clase media mileista (antes macrista) se construyó sus casas con los planes PROCREAR y sus amas de casa recibieron una jubilación prohibida por los conservadores. Fueron a las universidades públicas y viajan en trenes también construidos por el Estado, en particular en el AMBA.

¿Ser o no ser? Frente al destino, a la muerte que todos esquivamos a como dé lugar, ¿ser o no ser? es una pregunta que se puede hacer quien tiene aún la voluntad de decidir sobre su futuro.

Hoy la Argentina se debate entre aquellos que tienen la pasividad de ser dominados, aquellos dispuestos a dar batalla contra la dominación y los dominadores. Es una lucha a tres bandas.

“Es un mal de este mundo que los locos guíen a los ciegos”, decía el Rey Lear. No pudo reflejar mejor la situación argentina. Loco sabemos quién es, ciegos muchos.

Adentro del Senado se entregan con resignación. En la plaza de los Dos Congresos, se manifiestan con dureza y determinación.

Adentro del edificio Ricardo III pide “Un caballo, mi reino por un caballo” con la batalla perdida. Afuera, convencidos, se hacen un juramento colectivo: “El que hoy derrame su sangre conmigo, será mi hermano”, sentencia de Enrique V antes de vencer en la batalla contra los franceses.

Estoy con los de afuera del Congreso, me siento que somos hermanos.

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